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¿Por qué hacen esto?

Hace unos días, mientras hacíamos la ruta del embalse de Benagéber, junto a la fuente de San Marcos nos encontramos un panel informativo destrozado por la acción de alguna persona sin el más mínimo civismo. No debía haber transcurrido mucho tiempo desde la comisión de la gamberrada, pues aún se podían ver los restos del panel por allí esparcidos.

La pregunta que te viene a la mente es ¿Por qué hacen esto? ¿Qué motivación lleva a estropear algo que no daña a nadie y que permite disfrutar de algo tan hermoso como la naturaleza? Intento ponerme en la posición de esa persona y trato de vislumbrar alguna respuesta. Sin embargo, sólo encuentro estupidez, egoísmo y una mente simple y carente de los más mínimos valores éticos.

Lo cierto es que no importa demasiado por qué lo hacen, lo más importante es cómo podemos evitar que vuelva a suceder. Y la única solución que encuentro es la educación; algo tan falto de atención en nuestro país, que uno piensa si es la solución correcta. Pero qué hacer si no. Sé que se trata de una solución a largo plazo, pero las sociedades respetuosas, tolerantes y con un alto grado de civismo no se construyen de la noche a la mañana. La nuestra todavía está lejos del amanecer.

Para no terminar con cierto desánimo, me permito poner otra imagen de esa misma etapa que si bien no cura la estupidez cometida, sí te permite ver que hay cosas que vale la pena conservar.

¿Un Mc’Donalds en el monte?

Alguna vez hemos bromeado que el día menos pensado tras subir un collado nos encontraremos un Mc’Donalds en medio del monte. Y es que resulta difícil adentrarte en la montaña con la intención de alejarte del mundanal ruido (y de todo vestigio de civilización) y no toparte con restos “deslocalizados”, por usar un término económico tan de moda y con tanto sentido.

Lo más frecuente es encontrarte un neumático de automóvil o tractor abandonado, aunque de vez en cuando también descubres alguna cámara de bicicleta (también hay traidores entre los nuestros). También te puedes tropezar con un automóvil oxidado, un remolque frigorífico en medio del campo, una caseta de helados prefabricada reconvertida en punto de encuentro de cazadores, cartuchos de escopeta (¿tanto costará recogerlos?), o, como se observa en la foto, un botiquín.

Allí están todos esos elementos, fuera de lugar, desorientados, en un entorno que no es el suyo. Imagino que se sentirán como cuando vas a una fiesta con la vestimenta inadecuada: con ganas de regresar a casa (la ciudad).

Cuanto más recorres el monte más cuenta te das de nuestra capacidad para contaminar, alterar y menospreciar nuestro entorno.

Ah, ¿el botiquín estaba lleno o vacío? Tendrás que abrirlo para descubrirlo.