Lo que ha cambiado la Transpyr (2011-2018)

Al igual que todos cambiamos, la Transpyr también lo ha hecho en siete años. La esencia sigue siendo la misma, el reto continúa siendo mayúsculo, pero también algunos de los cambios hacen que se haya perdido algo, parte de ese espíritu que ahora ya no se encuentra tan fácilmente. Tal vez los que hayamos cambiado seamos nosotros. Aquí os dejamos las que consideramos las principales diferencias entre ambas ediciones. Vosotros juzgáis.

1.Ocho etapas vs siete etapas
La primera gran diferencia entre ambas ediciones es el número de etapas para cruzar los Pirineos de costa a costa. En 2011 el recorrido sumaba 820 kilómetros y 20.300 metros de desnivel positivo acumulado en ocho etapas, es decir, una media 102,5 km y 2.537 m por etapa. En 2018 las etapas se han reducido a siete con un total de 769 kilómetros y 17.900 metros de desnivel acumulado, con una media de 109,8 km y 2.557 m.

2.Recorrido más exigente
La mayor dureza del recorrido es otra de las diferencia entre las dos ediciones. Aunque por desgracia no hemos podido completar el recorrido, los números anteriores ya indican que el recorrido es más exigente. Además de lo que dicen las cifras, el perfil es más exigente, con más tramos donde la pendiente es muy alta, donde hay que poner pie a tierra.

3.Tramos cronometrados
Esta es una de las principales diferencias organizativas y bajo nuestro punto de vista un gran error. La cuestión es la siguiente: en 2011 la clasificación de la prueba se establecía sumando los tiempos que invertías en cada una de las etapas. En la edición de 2018 la clasificación se hace en función de los tiempos que empleas en cubrir determinados tramos que hay en cada etapa, solo en esos tramos, el resto de la etapa puedes relajarte siempre que no sobrepases el límite de tiempo.
Como digo, pensamos que se trata de un error por razones conceptuales y organizativas. Con relación a las primeras, la Transpyr es una prueba de resistencia; el primer reto consiste en conseguir terminar, el segundo reto hacerlo en el menor tiempo posible. Eso es así para todos los que participamos. Con la nueva clasificación el concepto resistencia se desvirtúa y se ve alterado. Ya no vence el que consigue mantener un ritmo más alto durante más kilómetros, sino el más rápido en los tramos cronometrados, y el resto no importa. Para los que no nos importa la clasificación, la velocidad, es decir, las horas totales con las que conseguimos, o no, terminar la prueba es nuestra referencia; los tramos cronometrados solo son un trozo del recorrido donde hay unos tipos tomando tiempos sin más importancia. ¿Te imaginas una maratón o una ultratrail donde solo importaran unos pocos kilómetros para establecer la clasificación final? Pues eso, un absurdo conceptual.
Desde el punto de vista organizativo tampoco creemos que sea buena idea. Con la versión anterior en cada etapa todo iba más fluido, es decir, tú pedaleabas con los de tu nivel. Ahora, como solo importa los tramos cronometrados, la gente con más potencial solo aprieta en esos tramos, con lo que sueles ir rodeado de más gente, los avituallamientos están más concurridos y luego te van pasando en los sectores cronometrados. En fin, es otra historia.

4.Participantes de todo tipo
En 2011 la Tranpyr solo se podía hacer por equipos de 2 o 3 personas. Ahora hay distintas modalidades: individual, relevos y ebikes. De esa forma se amplía el mercado potencial y la organización tiene más posibilidades de completar el total de inscripciones.

5.Los tracks de gps por adelantado
La lógica y el sentido común terminan por imponerse. No llegué a comprender por qué en la edición de 2011 los tracks no te los entregaban con varios días de anterioridad. Que todos los participantes tuvieran que cargar los tracks el mismo día de la acreditación solo generaba dificultades técnicas y estrés en los corredores y en la organización. Afortunadamente ahora te los envían días antes para que puedas cargarlos tranquilamente en tu GPS y comprobar que todo está correcto.

6.Sin servicio médico (al finalizar la etapa)
Este es otro de los grandes cambios organizativos que más pueden afectar a los participantes. Sin duda una gran pérdida. Todos los que en su día lo tuvimos que utilizar echamos en falta ese servicio. En 2018 si necesitas de asistencia médica al finalizar la etapa tienes que acudir a los servicios médicos de la localidad donde pernoctas. ¿Yo hubiera podido continuar de haber recibido la misma atención médica que en 2011? Tal vez no, pero siempre quedará la duda. En 2011 también pensaba que no podría continuar después de la tercera etapa y luego todo fue mejorando gracias a la atención médica que recibí. No sé si en términos económicos será lo mismo, pero yo cambiaría el sistema de tramos cronometrados (con lo que supone de desplazamiento de personal y demás tecnología) por un servicio médico al finalizar la etapa.

7.¿Luces obligatorias o no?
No recuerdo qué sucedió en 2011, pero en 2018 el temas de las luces ha sido un despropósito, por no decir un caos. El reglamento de la Transpyr no obligaba a llevar luces (ni traseras ni delanteras), solo advertía de que podía hacer falta en alguna etapa, pero que en todo caso avisarían con antelación.
La segunda etapa llegamos a la salida y nos encontramos que son obligatorias. Las nuestras estaban en la maleta. En el briefing de la etapa que enviaban todos los días por email y por Telegram Messenger no avisaron como decía el reglamento (desconozco si en el briefing de la pasta party informaron). La cuestión es que si no tenías luces no te dejaban tomar la salida. Solución: casualmente la organización vendía luces allí mismo. Moraleja: ingresos extra para la Transpyr.

8.Mejor organizado
En general diría que la Transpyr está mejor organizada. Se nota que van cumpliendo años y adquiriendo experiencia. La inscripción, la acreditación, los avituallamientos han mejorado, sobre todo estos últimos. Otros cambios como los ya mencionados del servicio médico post-etapa y las luces deslucen el tema organizativo.

9.Maillot de finisher
Este edición nos hemos quedado sin maillot de finisher, nuestra retirada por lesión nos ha impedido conseguirlo. Sin embargo, y según figuraba en las instrucciones de la acreditación, tampoco había. Decía que el que te entregaban al inicio sería serigrafiado con una mención de finisher. Desconozco si fue así y les entregaron otro como en la edición de 2011, donde los finisher tenían un verdadero maillot de finisher. Supongo que los márgenes económicos aprietan.

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