El pasado mes de agosto estuvimos dando pedales por tierras galas. (Tan cerca que están y todavía no habíamos visitado a nuestros vecinos). Hacía tiempo (años) que no hacíamos cicloturismo del bueno, el de viajar durante varios días seguidos por un país desconocido y olvidando todas las cosas que nos abruman en el día a día. Fueron quince días desconectados del mundo, sin internet, televisión, periódicos, móvil, idiomas (nosotros no hablamos francés y los franceses no hablan inglés). Dos semanas para dejarse llevar por lo esencial, lo básico, prescindiendo de lo accesorio; solo pedales, naturaleza y un buen libro en las alforjas. ¿Será eso la felicidad?
A continuación os fotografiamos algunas claves de nuestro viaje.
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