En esta entrada comentaremos cuáles han sido los mejores aspectos de la Volcat 2012 y aquellos que, bajo nuestro punto de vista, son susceptibles de mejora. Y señalo lo de bajo nuestro punto de vista, porque la Volcat tiene dos grandes grupos de participantes: Élite y Open, lo que puede afectar a la valoración que cada uno pueda hacer. Y es que como dijo el poeta Ramón de Campoamor: todo es según el color del cristal con que se mira.
Empezaremos por lo mejor, que lamentablemente fue poco.
El recorrido de las etapas. Las rutas de las tres etapas combinaron muy bien diferentes tipos de terreno: pista, sendas y trialeras lo que permitió que todo los participantes disfrutáramos de cada especialidad. Además, el recorrido transitaba por parajes muy bonitos y variados, ofreciendo todo el encanto de las tierras del Solsonés. Sin duda, lo mejor de la Volcat 2012 y un gran acierto de la organización.
Por la parte negativa hay más que comentar. Empezaremos por algo que siendo probablemente más bien simbólico fue lo que nos dejó peor sabor de boca.
Ignorados. Así es como nos sentimos los tres días al cruzar la meta. Llegar al final de la etapa y ver que la organización está recogiendo todo lo que ha montado (stands, cronometraje, etc.) y directamente te ignora, cuanto menos, resulta descorazonador. No es que esperáramos que nos hicieran la ola, después de todo éramos los últimos, pero al menos sí nos hubiera gustado llegar y ver que alguien nos esperaba. Al fin y al cabo, nosotros también somos deportistas que nos hemos esforzado, por no decir, que hemos pagado nuestra inscripción igual que el resto. Solo dos hechos para ilustrar nuestro asombro: en la segunda etapa ni tan siquiera nos tomaron tiempo. Recogieron el cronometraje tan pronto que no aparecemos en la clasificación, aunque llegamos dentro del horario previsto por la organización. Podéis ver los resultados y comprobar que no estamos en la segunda etapa (aunque la hicimos completa y en tiempo)y luego ver que aparecemos en la clasificación final, no se sabe muy bien cómo. El segundo hecho es que al final de la tercera etapa había previsto una butifarrada. Cuando llegamos nosotros no quedaba ni rastro. Tuvimos que esperar más de media hora a que nos cocinaran una butifarra que nos comimos a toda prisa pues casi perdemos el autobús de la organización. Todo muy triste.
Para cerrar este apartado una reflexión: es clara la diferencia entre la categoría Élite y la Open, los primeros van a competir y los segundos vamos a superar un reto y a disfrutar de la btt y el entorno. Si los open solo servimos para pagar, mejor que no hagan categoría open. Pero si realmente quieren hacer una prueba “en un ambiente deportivo y lúdico a la vez. Tres días de convivencia y espíritu de superación.” [sic] entonces deberían prestar más atención a todos los corredores. Si les molesta que algunos lleguemos muy tarde (aunque dentro del tiempo por ellos previsto, salvo el primer día que las condiciones climatológicas lo impidieron) una de dos: o exigen más nivel a los de la categoría open, o en los avituallamientos aplican el fuera de control si no llegas a tiempo y te obligan a subirte al coche escoba. Así cada uno sabe a qué atenerse.
Información inexacta y escasa. En la reunión que la organización ofreció el día previo a la carrera, solo se informó de las etapas (perfiles, terreno, climatología prevista, tramos peligros, etc.) Nada se dijo de aquellos otros aspectos organizativos sobre el traslado de las maletas, bicis, etc. Todo ello obligaba a estar pendiente de la gente de la organización para ir preguntando sobre las dudas que iban surgiendo por la falta de información. Además, la información que suministraron de las etapas no se ajustó a la realidad. El kilometraje de dos etapas fue distinto, sobre todo el segundo día donde recortaron unos siete kilómetros. El perfil tampoco se ajustaba demasiado a lo indicado y los avituallamientos estaban en puntos kilométricos distintos a los previstos. Todo ello hizo que en algunos momentos no supieras muy bien dónde estabas y cuánto te quedaba.
Tracks sí, tracks no. Como ya os comentamos en el diario de la Volcat, la organización nos dijo que enviaría los tracks de las etapas por email unos días antes. Después dijo que los daría en el momento de la recogida de dorsales en Solsona el día de antes. Finalmente, una vez allí nos dijeron que no había tracks, solo la señalización que ellos habían dispuesto a lo largo del recorrido. Salvo una marca que no vimos en un cruce (y que nos costó perder 15 minutos) en general no hubo problemas.
Avituallamientos. En las etapas cortas no importa si cuando llegas a los avituallamientos solo queda bebida y algo de fruta. Pero en las etapas largas como la segunda, si llegas y no hay nada medianamente sólido que echarte a la boca, la cosa cambia. En etapas de 6, 7 u 8 horas necesitas reponer fuerzas. Deberían controlar que haya comida para todos, no solo para los primeros. Como se suele decir: el tambor también es tropa.
Como decía al principio, todo depende del cristal con que se mira. Pero esta es la impresión que nos causó la organización de la Volcat. Esperemos que mejore en el futuro y que otros corredores se encuentren con un evento mejor organizado.
Este es un problema bastante común en este tipo de pruebas. Los organizadores deberían ser consecuentes con el enfoque que le quieran dar a la misma y como se suele decir «no mezclar los chivos con las cabras». Se bien de lo que hablo. Los participantes «élite» serán los que le aporten»prestigio» a la prueba y los open los que les llenen las arcas. Os aseguro que el fin de todo este tipo de eventos es el recaudar y si se ciñiesen a los «elite» no serían viables económicamente. La habilidad consiste en encontrar el equilibrio entre ambas y esto es harto complicado.