Lo mejor de ocupar la última plaza en la clasificación y en la etapa es que no luchas contra nadie, solo contra ti, la climatología y el terreno. Si no fuera porque nuestra velocidad media está muy cerca de la media que pide la organización (12 km/h) para no quedar fuera de control, ir a la cola permite tomarte la ruta con cierta tranquilidad, disfrutar del paisaje y no pensar que es una competición.
Aquí la gente va a lo que va, es decir, a luchar contra el crono y buscar la mejor posición. Después de diez o quince kilómetros nosotros transitamos a solas, siguiendo las marcas de la organización y disfrutando lo que podemos de las vistas.
Hoy ha sido un día más favorable climatológicamente hablando. El sol ha brillado durante toda la etapa aunque no calentaba demasiado. El frío a primera hora entumecía los músculos. Han sido 86 km de etapa en contra de los 93 anunciados por la organización. Por algún desconocido motivo nos han ahorrado 7 km. Ayer sí que nos podían haber ahorrado algunos. Hoy el terreno iba mejorando a medida que nos desplazábamos hacia el sur en dirección a Igualada. El perfil, un continuo sube y baja, no castigaba tanto como el blando terreno que te va consumiendo poco a poco y ralentiza tu marcha. Afortunadamente, hacia la mitad de la etapa los tramos embarrados eran escasos.
Lo mejor de la etapa, al igual que ayer y posiblemente lo mejor de la Volcat (aunque de eso hablaremos más tranquilamente dentro de unos días) es el recorrido, un trazado muy variado (pistas, sendas, trialeras) que hace las delicias de todos los bikers. Hoy sí hemos podido disfrutar de pleno de las sendas y de las trialeras, algunas sólo aptas para especialistas.
Mañana la última etapa. Después de lo hoy (y lo de ayer) parece que será un recorrido sin demasiadas complicaciones, 40 km y 1.200 m de desnivel donde la primera mitad transcurre por pistas y la segunda por trialeras y sendas. Los que salen a disputar la clasificación tardarán menos de 2 horas en hacerla, pues circulan con medias superiores a los 20 km/h. Así que a penas lo vemos en la salida.
Nosotros a lo nuestro: a conservar el farolillo rojo.