Hace unos días hablaba con un amigo sobre las diferencias entre estos dos recorridos aparentemente iguales. Es cierto que ambos cruzan los Pirineos de forma longitudinal uniendo dos mares, el Mediterráneo y el Cantábrico, pero esa es prácticamente la única similitud, el resto es diferente.
Lo primero que las diferencia es el número de días que inviertes en una y otra. La Transpyr es una prueba de ocho etapas, lo que significa una media diaria de cien kilómetros y más de dos mil metros de desnivel. Por el contrario, la Transpirenaica puedes hacerla al ritmo que tú mismo te impongas. Los aficionados que lo intentan habitualmente invierten un par de semanas.
A consecuencia de lo anterior, surge la segunda diferencia importante: el reto físico que supone la Transpyr. Esto no se debe únicamente a la distancia y desnivel de cada etapa, sino a que debes realizarlo en un tiempo determinado si no quieres quedar “eliminado” con lo que no obtendrías el calificativo de “finisher”. La Transpirenaica tampoco es un reto menor, pero se queda como la hermana menor de la primera.
Otra diferencia, en este caso a favor de la Transpirenaica, es que su ritmo más sosegado te permite disfrutar mucho más de los paisajes y la naturaleza. Digamos que hay menos, o no hay presión alguna. Estás tú, los Pirineos y el camino hasta donde quieras llegar, sin más preocupación.
La siguiente diferencia es una apreciación personal: el recorrido es magnífico en ambas travesías, pero en la Transpirenaica se recorren cimas más altas, lo que permite disfrutar de paisajes y vegetación más variada.
Una ventaja de la Transpyr es que al ser un evento organizado, ellos te llevan el equipaje de una población a otra, algo que te permite disfrutar mucho más de la btt (llevar alforjas en la btt resta atractivo). También tienes otros servicios incluidos que te hacen la vida más fácil: lavadero para las bicis o pasta party para cenar todas las noches. Por el contrario, al ser un evento organizado, tienes que hacerlo en las fechas que la organización establece cada año.
Por último, algo que disfrutarás en ambas: el compañerismo de aquellos que participan en estas travesías. Compartir tus experiencias con otras personas que también disfrutan de lo mismo que tú, es algo que muy agradable.
Son dos recorridos muy parecidos, pero dos experiencias muy distintas. Así que, ¿por qué no hacer las dos?
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