En alguna entrada anterior hemos dejamos entrever la inutilidad que supone llevar un teléfono móvil cuando sales en bicicleta de montaña. Por carretera dependerá de la zona, pero si es de interior o alejado de un núcleo urbano importante, probablemente tampoco será útil.
La cuestión puede carecer de sentido en un blog como este centrado en la bicicleta, pero la seguridad es un tema directamente relacionado con una práctica como la nuestra. Más aún cuando uno de los elementos más importantes para reducir los efectos negativos de los accidentes de tráfico es el tiempo en ser atendido tras sufrir un percance. Las estadísticas muestran que en países como Alemania la baja mortalidad en los accidentes de tráfico se debe a que la mayoría de accidentados reciben asistencia en menos de veinte minutos, tiempo crítico para que el accidentado se contabilice como difunto o como herido.
Obviamente para ser atendido primero hay que avisar del accidente, y para ello el móvil es una herramienta esencial, especialmente en rutas de mountain bike donde la posibilidad de encontrarte aislado es muy elevada. Pero en España, y a pesar de las sugerencias de las autoridades que nos invitan a coger el móvil cuando salimos de excursión por la montaña y en otras situaciones, la utilidad del móvil es muy limitada ya que en nuestro país prima la cobertura de población frente a la cobertura geográfica, es decir, mientras las empresas de telefonía sólo se preocupan de cubrir los principales núcleos urbanos, la mayoría del territorio no tiene acceso a la telefonía móvil. Es cierto que de esa forma se da cobertura al 98% de la población como anuncian, sin embargo, se trata de población que no se puede mover (o sólo lo puede hacer de forma restringida) ya que en caso contrario pierde la cobertura. ¿Dónde está el concepto de movilidad? ¿No se trata de tener acceso a la telefonía con independencia de dónde estés? Si sólo vamos a tener cobertura en núcleos urbanos, ¿no era suficiente con las cabinas telefónicas? Probablemente se trate de supuestos límites, ya que es obvio que la telefonía móvil posee indudables avances en términos de conectividad social, pero desde nuestro punto de vista su utilidad se reduce notablemente.
En nuestro viaje por Suiza del pasado año, resultaba sorprendente comprobar que en las más remotas cimas tenías cobertura. Fueron contadas las ocasiones en las que nos encontramos sin red móvil. Este blog no es el lugar para analizar por qué sufrimos esta situación en nuestro país (privatizaciones erróneas, falta de competencia en el sector, menosprecio al consumidor, etc.), así que lo único que cabe decir es que no te fíes del móvil cuando salgas por la montaña, casi con toda seguridad que no te servirá de nada.
De todas formas, nosotros siempre lo llevamos encima, por si la diosa fortuna nos sorprende.