El próximo sábado comenzamos la Transalp. El reto importante de la temporada. Toda la preparación planificada o está hecha o ya se quedará por hacer. De poco vale pensar ahora: ¿y si lo hubiéramos hecho de otra forma…? Solo queda encomendarse a la diosa fortuna para que todo aquello que no está en nuestras manos, nos sea favorable.

Ahora, ya poco importa si hemos entrenado mucho o poco, bien o mal, lo importante es dar pedales y persistir en la consecución de nuestro objetivo: ser finishers tras 8 etapas, 675 km y 20.242 m de desnivel acumulado.

Confiemos que la fortuna nos libre de averías importantes, caídas malignas y que la salud nos respete. Nosotros ya nos encargaremos de afrontar el sufrimiento de los kilómetros, la climatología adversa, el cansancio y todo lo que una prueba de resistencia como esta supone.

Solo pedimos eso.

Tras nuestra experiencia en la Transpyr, estamos deseosos de volver a repetir una vivencia similar, pero ello no nos exime de las dudas e incertidumbres sobre nuestra capacidad de alcanzar la meta. Y eso es lo que lo hace más interesante.
Como entonces escribí: Alea iacta est

PD: a partir del próximo fin de semana, iremos publicando nuestro diario de la Transalp (siempre que la conexión a internet nos lo permita)