Un segundo en dirección contraria #bikehistorias

Sentido contrario_1

Se cruzaron fugazmente. Un segundo después de que sus bicicletas coincidieran, se percataron que el ciclista que avanzaba en dirección contraria era un viejo conocido. Las manos de los dos se dispusieron a frenar. Santi, el que descendía, dudó si detenerse, llegaba tarde a casa donde su mujer le esperaba para ir a comer con sus suegros. Eduardo giró ligeramente la cabeza para ver si su antiguo compañero de facultad le había reconocido. No parecía que así fuese. Volvió a mirar delante y continuó con el ascenso. Santi pensó que tal vez no era Eduardo y se volvió a concentrar en el rápido descenso.

Fue un segundo, un minúsculo instante donde las vidas de los dos viejos compañeros volvieron a coincidir, pero ahora lo hacían en dirección contraria. Había pasado mucho tiempo desde que sus vidas avanzaban en la misma dirección. Entonces ninguno practicaba ciclismo. Al poco de abandonar la universidad sus vidas tomaron caminos divergentes y se distanciaron. Continuaban viviendo en la misma ciudad, pero no se habían visto en los últimos catorce años. Ahora se volvían a cruzar un segundo, pero sus vidas ya nada tenían que ver con las de antaño. Ellos tampoco eran los mismos.

Tal vez volvamos a coincidir otro fin de semana, pensó Eduardo. Santi no volvió a pensar nada sobre el efímero encuentro. Aquel segundo en dirección contraria sería la última vez que sus vidas se encontrarían. Ni tan siquiera su afición por el ciclismo arreglaría eso. Y es que hay vidas condenadas a no entenderse aunque durante un tiempo lo hicieran.

 

(Con este relato da comienzo la serie de #bikehistorias)

Deja un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s