Hemos llegado al ecuador de la Transpyr. Después de 4 días, 470 km, 12.000 metros de desnivel acumulado y, en nuestro caso, algo más de 41 horas encima de la bicicleta, ya nos han pasado todas las cosas que suelen pasar en este tipo de pruebas.
Calor, frío, lluvia, caídas, averías, lesiones, hambre, sed, subidas interminables, bajadas gratificantes y otras peligrosas, polvo, barro, terreno para los más bikers y para los menos, paisajes maravillosos, risas, conversaciones con otros participantes, alegría y satisfacción. Aquí se acumulan las sensaciones y experiencias muy rápidamente, casi sin parar. Es como vivir varias semanas dentro de una semana.
Lo que viene a partir de ahora es más de lo mismo, pero con más cansancio, más dolores, pero la misma ilusión por llegar al final y cumplir el objetivo. Como me comentaba un portugués esta tarde: solo una gran avería en la bicicleta me retirará, y aún así, persistiré. Como hizo un participante que al sufrir una avería cerca del final de etapa (varios kilómetros) se pusó a correr a pie para llegar a meta. Esa es la consigna: persistir hasta el final.
Pero no siempre se cumplen las voluntades de los hombres. En ocasiones los imponderables terminan venciendo, pero para entonces sabrás que has hecho todo lo que estaba en tu mano para evitarlo.
¿Será la maldita inflamación de mi tendón de aquiles un imponderable? Tal vez lo sea, pero de momento le voy ganando la partida a base de inyección, pastillas, crema, hielo en la zona afectada y pedaleando con mucha cadencia para no castigar el tendón. Hoy he pasado la etapa relativamente bien. Afortunadamente el dolor me vino poco antes del segundo avituallamento y tras descansar, aplicarme crema y meterme otro pastillazo (menos mal que no hacen control antidoping) he podido continuar sin más problemas. Mañana será otra historia.
Podéis ver una selección de las fotos que hemos ido tomando en nuestro Flickr
Hi German y Sonia, best of luck and go for it!!
from Mike
Thanks a lot, Mike. We’ll get it.