En promedio, el 76% de los ingresos de los centros btt proviene de las Administraciones Públicas. Por la parte de los gastos, el 41% del presupuesto se destina al mantenimiento de las rutas y a su señalización (balizas y paneles informativos).
En la siguiente infografía se detalla de dónde proceden los fondos y cómo se gastan. A la vista de los datos surgen numerosas preguntas desde los dos lados del presupuesto. Todas ellas conducen a una pregunta: ¿es adecuado este modelo?
¿Tiene sentido que sean las Administraciones Públicas la principal fuente de financiación del funcionamiento de los centros btt? Desde nuestro punto de vista, no. Es lógico que ellas se hagan cargo de la inversión inicial para la puesta en marcha del centro. A partir de ahí, su mantenimiento debería sostenerse a través de la colaboración público-privada, donde la presencia de lo público fuera perdiendo peso paulatinamente.
¿Por qué? Porque únicamente involucrando a otros agentes tendrá viabilidad el centro, no solo financieramente, sino en cuanto a su dinamismo y actividad. Un centro btt debería contribuir al turismo y deporte de la zona, por tanto, empresas de estos sectores deberían involucrarse en su gestión y mantenimiento. No habría que esperar a que el centro btt genere impactos positivos para interesarse en él, sino interesarse en él para que genere impactos positivos. ¿Cuándo se darán cuenta lo público y lo privado que este modelo no es sostenible?
Por la parte de los gastos, resulta llamativo que se destine el 17% de los gastos a la señalética de las rutas. ¿No sería más interesante, en lugar de gastar cada año importantes cantidades de dinero en algo que tiene una utilidad parcial, orientar a todos los usuarios hacia el uso del GPS? Sería más económico que todos los centros btt tuvieran una determinada cantidad de GPS para ceder a los usuarios que no dispusieran de ellos. Además, ¿recibir una pequeña lección básica sobre su manejo no incrementaría el atractivo?
Para los menos atrevidos, siempre se podría ofrecer la posibilidad de alquilar un guía.
También sorprende que otro 17% de los fondos se destine a publicidad. ¿Qué empresa dedica ese porcentaje a esa partida? ¿Cuáles son los resultados obtenidos? Por el número de visitantes no parece que mucho (en la próxima entrega daremos datos) ¿Qué tipo de marketing realizan? No parece que sea en todo lo relativo a la web 2.0, como ya pusimos de manifiesto en nuestro Ranking de centros btt. ¿Cuál es el alcance de los folletos, guías y otros materiales impresos frente a la redes sociales?
Estas son algunas preguntas que surgen a la vista de los datos. Como se observa, no todo es cuestión de más financiación, también importa en qué y cómo invertimos los recursos disponibles. Otros países lo están haciendo, ¿por qué no nosotros?
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