Aunque es posible que en otras zonas de la Península Ibérica el frío ya sea un compañero de ruta desde hace semanas, por la zona del Levante parece que es ahora cuando nos llega la primera ola de frío invernal.
Es difícil determinar qué elemento climatológico es el peor para ir en bicicleta. Sin embargo, creo que habrá un gran consenso sobre la idea de que el viento y la lluvia son malos compañeros de viaje para los aficionados a la bicicleta. Con respecto a la temperatura la cosa ya no está tan clara, básicamente porque depende más de las características de cada persona. Los hay que prefieren el calor, aunque sea en exceso, y los hay que se sienten más cómodos cuando el mercurio se mantiene bajo. De lo que no cabe duda es que los extremos pueden resultar peligrosos.
Cuando circulamos en bicicleta, la temperatura, y el frío más concretamente, se convierte en un elemento muy volátil, ya que la sensación de frío que percibimos varía sustancialmente en función de la velocidad a la que circulamos. A continuación os mostramos un cuadro donde se puede apreciar la sensación térmica que percibimos a distintas temperaturas y velocidades. Como se puede observar (pincha sobre la tabla para ampliarla), a 30 km/h la sensación térmica disminuye en 10 Cº como mínimo.
Esta sensación se puede ver incrementada a su vez si estamos sudados o no llevamos las prendas adecuadas. Por ello, conviene recordar, sobre todo para aquellos que tienen menos experiencia, que la temperatura puede resultar un elemento traicionero, más si circulamos por zonas de montaña donde la climatología cambia con facilidad. En invierno es importante vestir con prendas de buena calidad y llevar suficiente ropa aunque haya que cargar con ella o resulte incómodo.
La cuestión es seguir disfrutando de la bicicleta a pesar del tiempo.